“Tuve la suerte de hablar con mucha gente de su entorno y su mesa chica que me dijeron cosas que me permitieron entenderlo desde su parte interna. En su momento, vino Zulemita y la conocí. No pude hablar tanto con ella porque era más delicado porque es la hija, pero siempre la mejor onda”, continuó.


Respecto a los cruces de la farándula que rodean a la ficción, sostuvo: “La polémica va a aparecer, surgir y es parte del asunto de interpretar a un personaje que existió en la vida real. Entiendo perfectamente que la gente que perteneció a esa vida, pueda sentir cierta complejidad con algunas cosas que se tratan en una serie de seis capítulos”.


“No tuve la suerte de conocerlo personalmente, pero sí a través de la cantidad de información que tuve, que fue muchísima y proporcional a la cantidad de trabajo. Ya no hablamos del presidente y su gestión. Hay muchas cosas que uno no puede entender sobre la complejidad de estar en ese lugar y en ese momento de la historia”.


“Hay una mirada muy sesgada sobre lo que fue esa persona. Al interpretarlo, se está obligado a tratar de entender y no juzgar”, cerró Sbaraglia.