Además de emitir recomendaciones ante enfermedades, la OMS cumple un papel central en el relevamiento de estadísticas y categorización de definiciones vinculadas a cada patología. Pero también ejerce un rol en la industria farmacéutica porque muchas habilitaciones relacionadas con el funcionamiento de laboratorios o la adquisición de medicamentos dependen de certificaciones emitidas por la organización.
Paola García Rey, directora Adjunta en Argentina de Amnistía Internacional, advierte que retirarse de la OMS implica “aislarse de la comunidad internacional” y cortar el flujo de información y cooperación que permite anticipar y enfrentar brotes o pandemias. “Las implicancias pueden tener impactos severos en el ejercicio del derecho a la salud', afirma a El Auditor.info.
Además, asegura que sin el respaldo de la Organización, el país “pierde protocolos, alertas tempranas y lineamientos compartidos”, lo que puede traducirse en diagnósticos tardíos y falta de equipamiento ante futuras emergencias sanitarias.
En materia de salud, uno de los aspectos más preocupantes tiene que ver con la continuidad de programas de vacunación, el tratamiento de enfermedades como el VIH y la tuberculosis, y la salud sexual y reproductiva. Mariana Romero, directora del CEDES e investigadora del CONICET, remarca: “El impacto de la salida podría afectar las posibilidades de participación de nuestro país en proyectos de investigación conjuntos'.
En este sentido, sostiene que 'la OMS es un organismo rector para los países, donde se centraliza evidencia y se consensuan acciones de salud pública. Los países son socios y a la vez autónomos, pero la voz de autoridad de un organismo así es muy importante y no es deseable que se pierda”.
Recursos afectados y menos supervisión
La Organización Mundial de la Salud coordina y financia campañas y acciones de prevención. Sobre este punto, García Rey destaca que “en un contexto donde ya existen restricciones presupuestarias y dificultades para conseguir medicamentos, perder ese respaldo puede significar esfuerzos adicionales para las provincias, que deberán enfrentar solas campañas de prevención y atención primaria'. Las jurisdicciones con menos recursos podrían ver limitadas sus capacidades para acceder a medicamentos o vacunas.
'El impacto de la salida podría afectar las posibilidades de participación de nuestro país en proyectos de investigación conjuntos', indica Mariana Romero, directora del CEDES
Por otra parte, preocupa la pérdida de estándares y de supervisión técnica ya que, al quedar afuera, el país deja de contar con la posibilidad de actualizar protocolos con evidencia global, incorporar tecnología y capacitar profesionales según estándares internacionales. Para García Rey esto repercute en áreas sensibles como la salud sexual y reproductiva, donde se corre el riesgo de desabastecimiento o regresión en derechos conquistados: “Mujeres, personas gestantes y grupos históricamente vulnerados, como adolescentes o población LGBTIQ+, pueden ver restringido su acceso a servicios integrales, lo que dificulta la prevención de embarazos no deseados o de infecciones de transmisión sexual”, plantea.
En cuanto a lo institucional, la decisión fue tomada sin el aval del Congreso, pese a que fue ese poder el que aprobó la adhesión del país al organismo. “Salirse de la OMS es tomar un rumbo de aislamiento', sostiene García Rey. Aunque Romero matiza al afirmar que la OMS no impone obligaciones legales a los países, sí subraya que dejar de ser parte implica renunciar a acuerdos internacionales y consensos construidos a lo largo de décadas.
En febrero de este año, el Gobierno notificó formalmente su decisión de retirarse de la OMS. Aunque desde la administración nacional sostienen que la salida será efectiva en 2026, la Constitución de la OMS no contempla el retiro de las naciones, y tampoco hay precedentes. Durante la última asamblea mundial, la Organización decidió postergar la evaluación del caso hasta el año próximo. En tanto, Argentina sostuvo que la intención es mantener su participación en la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el organismo regional que depende de la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Si bien no existen mecanismos legales para impedir la salida del país del organismo intergubernamental, desde diversas organizaciones piden revertir la medida o mitigar sus consecuencias. “La sociedad civil puede expresar su preocupación. Es clave mantener viva la participación y la vigilancia sobre las decisiones que afectan derechos fundamentales”, señala la referente de Amnistía Internacional.