17/07/2025 - NOTA EDITORIAL (FUENTE: HUMANIDAD.COM. ¿CUÁNTO TIEMPO QUEREMOS QUE DURE EL PRÓXIMO LÍDER?La Argentina es un país rico. En recursos naturales y su importante economía del conocimiento. ¿Qué es lo que no nos hace despegar, aguardando aun en la base de operaciones, donde cada cierta cantidad de años -a veces ocho, a veces doce- se cambian los diagramas radicalmente? Los liderazgos resultan cruciales para una organización, ya sea pública o privada. Lo que diferencia estos ámbitos es el peso de la moral. El servicio público requiere conocer el bien común, esbozar una posible representación de aquello en la realidad, y arbitrar para que ningún interés particular gane más a costa del resto. ....LEER MÁS .... En una gran empresa, el CEO es el sujeto que ocupa el máximo lugar en la pirámide organizacional. Los dueños pueden ser otros, pero para hablar de ellos habría que inmiscuirse en el poder económico. No es ese el objetivo de este artículo, sino los liderazgos que repercuten en ámbitos sociales y políticos. El líder empresarial de las más altas cumbres suele rotar cada tres o cuatro años, llegando por afuera de la empresa y acumulando experiencia en diversos rubros. Sin embargo, en los tiempos que corren se está hablando de una nueva forma de elegir CEO’s ante los altos niveles de estrés que produce ese trabajo. Si bien ocupar este cargo en Estados Unidos le podría valer a una persona al menos 17.000.000 de dólares al año (así se registró en el 2024), se ve que las consecuencias de ocupar este rol son bastante dañinas, ya no solo en cuanto al alejamiento de la felicidad, sino que al empeoramiento en la salud. Tantos años de estrés abrumador y rotación por distintas empresas pueden llevar a un desgaste de la persona y a su desconexión con quienes vienen trabajando allí hace décadas. Por esto es que las áreas de Recursos Humanos evalúan elegir a los futuros líderes dentro de las propias compañías, según el periodista Miquel Echarri en el diario El País. Pero la política es otra cosa. En países occidentales se ve con mal ojo a Presidentes que buscan perpetuarse en el poder. Será por las tradiciones republicanas y herencias del sistema estadounidense, donde una vez cumplido los dos mandatos permitidos por la Constitución, el «inquilino» de la casa de gobierno devuelve las llaves. En países como Rusia y China el criterio es distinto debido a su idiosincrasia e historias. Estando tan lejos, igualmente varios caudillos de las provincias de la patria han querido emular a Vladimir Putin y Xi Jinping. ¿Y qué piensa el ciudadano sobre ello? Las respuestas pueden ser desde el rechazo hasta la aceptación de las reelecciones indefinidas con tal de que «hagan las cosas bien». Eligiendo la primera opción, vemos cómo están las cosas. Las decisiones van hacia un lado y luego hacia otro, mientras la clase media se sigue quejando de lo mismo: los precios, la corrupción, Ezeiza. Pensando en una administración no limitada del Jefe de Estado elegido, y dando por supuesto su integridad y sinceridad, nos quedarían ver las razones y el tiempo a darle. Una podría ser «la pasta» con la que está hecho/a, lo cual le haría especial para el cargo. Si se tuviese tanta suerte, habría que cuidar a esa persona con los mejores consejos. El problema surgiría cuando pasen cincuenta años y aquel líder/lideresa fallezca. ¿Quién podría continuar el legado de un trabajo tan correctamente hecho, transparente y justo? Podremos empezar a pensarlo en ese momento, ya que cuando pase, los argentinos nos habremos despertado. Algo que de por sí ya sería todo un logro. |
|