Recordando nuestras raíces históricas, fueron los Cabildos, durante la época del virreinato, los cuerpos municipales que desempeñaron un papel crucial en la organización política y administrativa de las ciudades en América Hispana, incluida Argentina. Eran espacios de autogobierno local, donde los vecinos participaban activamente en la toma de decisiones que afectan sus vidas y comunidades. Fue el germen de nuestro federalismo rioplatense.

Hoy en día, es esencial recordar esta tradición de autogobierno y participación comunal. El Cabildo nos enseña, a grandes rasgos, la importancia de fortalecer a las comunidades locales para tomar decisiones que interesen a su futuro. Al retomar esta línea de pensamiento, consolidamos nuestra democracia y garantizamos que nuestras voces sean escuchadas organizadamente.

 En la Argentina actual, los municipios son las entidades de gobierno local que existen en el territorio bajo el régimen republicano y federal. De acuerdo al art. 123 de la C.N., tienen autonomía política, administrativa, financiera e institucional, y se ocupan de prestar servicios públicos esenciales para la población, como la educación, la salud, la integración social, el cuidado del ambiente, la seguridad. Sin embargo, la mayoría de nuestros 1298 municipios aún no han logrado enfrentar el desafío en términos de autonomía y capacidad para abordar las necesidades específicas de sus comunidades. Solo 186 han logrado sancionar sus Cartas Orgánicas, puesto que, los gobernadores de provincia son reacios a descentralizar el poder político, por caso la Provincia de los Bonaerenses.

 La organización municipal no es suficiente por sí sola, es aquí donde también debemos pensar en un esquema de desarrollo económico regional. El regionalismo, reconocido constitucionalmente, es la expresión política, económica, social y cultural que surge de la identidad y los intereses comunes de las regiones que conforman el territorio nacional o provincial. Con ello se busca promover el desarrollo integral y equilibrado de un territorio, respetando su diversidad y potenciando sus capacidades, donde se fortalezca la participación comunal y la cooperación intermunicipal e interprovincial en la definición e implementación de políticas públicas.

 Por lo tanto, porque creemos que son los gobiernos locales, y dentro de un escenario regionalista, los más capaces para resolver los problemas comunes, lejos de todo ideologismo imperante, generando las mayorías y alianzas con otros actores sociales e institucionales, innovando y creando, impulsarán el desarrollo económico y social de sus territorios, y con ello al conjunto de la Provincia. Para que suceda, planteamos cuatro ejes de acción:

Primero, fortalecer a los municipios otorgándoles autonomía plena, mayores competencias y atribuciones a los Intendentes, además de establecer un control comunal a través de Cartas Orgánicas. La implementación de estas Cartas Magnas locales es una herramienta fundamental para garantizar que la gestión municipal sea transparente y que los vecinos tengan una voz en la formulación de políticas locales. La participación vecinal activa es esencial para asegurar que los gobiernos locales respondan a las necesidades y preocupaciones de la comunidad.

Segundo, crear un Tribunal de Cuentas regional, como órgano independiente del poder político, encargado de fiscalizar y auditar las cuentas públicas de los municipios que integran una región. Esto implica establecer criterios técnicos y transparentes para evaluar el desempeño financiero y presupuestario de los gobiernos locales, así como mecanismos sancionatorios para prevenir y combatir la corrupción.

Tercero, que en cada región productiva funcione un Banco Intermunicipal, es decir, una entidad financiera pública que brinde crédito y asistencia técnica a los emprendedores, las pymes y las cooperativas locales; incluso, se podría conformar nuevos Partidos Políticos regionales, como expresiones políticas que defiendan los propios intereses y demandas en el Senado de la Provincia, ella es la cámara de representación territorial. Estos representantes regionales estarán más allá de las pasiones ideológicas, a la que no escapan los políticos en cada uno de los municipios, y sólo defenderán los intereses económicos de su región.

Por último, un cuarto eje, es crear un Ente que articule la producción y el trabajo entre el Conurbano y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Esto implica generar una instancia de coordinación y cooperación entre el gobierno de CABA y los municipios del Conurbano, que son las dos áreas más pobladas y dinámicas del país, para aprovechar sus complementariedades y sinergias en materia de desarrollo económico y social. No olvidemos que, más de dos millones de trabajadores cruzan la Av. Gral, Paz para trabajar en la capital de los argentinos. 

 En resumen, debemos recuperar la tradición de autogobierno de los Cabildos hispanos, el fortalecimiento de los Municipios, el fomento del regionalismo productivo y fortalecer una nueva visión entre el Conurbano y CABA. Creemos que estos elementos son fundamentales para la organización política y el desarrollo económico en Argentina, y de la provincia de los bonaerenses en particular.

No es una propuesta descabellada; es un enfoque pragmático y necesario para construir un futuro más fuerte y sostenible para nuestro país. Al fortalecer a las comunidades locales, fomentamos su desarrollo económico regional y promovemos la colaboración entre regiones, sentando las bases para un futuro más equitativo y próspero.